Se entiende la buena convivencia como “la
coexistencia pacífica de los miembros de la comunidad educativa, que
supone una interrelación positiva entre ellos y permite el adecuado
cumplimiento de los objetivos educativos en un clima que propicia el
desarrollo integral de los estudiantes”.
Esto es un elemento importante de cuidar, porque entrega en los
estudiantes un marco de acción que no sólo se vivencia y desarrolla en
el aula, sino que en todos sus espacios y también está presente en la
construcción a futuro de las relaciones humanas que queremos como
comunidad.
La buena convivencia no tiene que ver solamente con quién
somos, sino que también con quienes somos comunidad y por tanto, cómo
nos conectamos y comunicamos con el resto. Desde aquello, siempre hay que tener presente ciertas consideraciones
al trabajar con grupos humanos, ya que nos ayudarán a buscar la mejor
relación posible. En los momentos más críticos, hay que tener presente
que: Las cosas se solucionan conservándolas:
En un curso existen distintas personas, todas con distintos intereses,
gustos y preocupaciones y por lo mismo, es importante que siempre haya
comunicación, sobre todo al momento de tener problemas. Si no se hablan,
y se dejan sin resolver, suelen acumularse y causar grandes conflictos
más adelante.
Siempre debe haber respeto:
Independiente de cuán grande pueda ser una discusión, siempre debe
existir un elemento presente, el respeto, y la mejor forma de enseñarlo
es con el ejemplo. Aunque haya mucho enfado, la falta de respeto no se
debe permitir nunca.
En lo preferible, hay que evitar las discusiones:
Para solucionar los problemas se puede hablar para intentar resolverlos
o, por el contrario, discutir. Siempre es preferible conversarlos, ya
que una discusión fuerte siempre afecta y altera a toda una comunidad.
Cuando no se puede conversar inmediatamente un problema es importante
separar a los involucrados, enfriar la situación, y luego encarar el
problema.
Saber disculparse: Siempre
es más fácil externalizar las culpas o no hacer anda al respecto, por lo
mismo el fomentar ésta práctica ayuda a concientizar a una comunidad
sobre sus errores y problemas y así mejorarlos. Y también, nunca olvidar
que la buena convivencia se construye por sobre todas las cosas en los
momentos de agrado y esparcimiento, por esto:
Hay que generar momentos de distracción y fomentar el compartir:
Los establecimientos educacionales son lugares en los cuales los
alumnos viven gran parte de sus días, por lo mismo su única preocupación
no puede ser el estudio y el resultado académico. También deben existir
espacios de distención, ya sea hacer actividades, ver una película,
escuchar música, bailar, hacer ejercicio u otras para lograr una
conexión diferente, agradable y más profunda entre pares.
Generar actividades que los involucren a todos:
Que todos se sientan parte de la comunidad es fundamental para obtener
buenos resultados, por lo mismo se deben considerar los intereses,
habilidades y gustos de las personas para considerarlos a todos en
distintos momentos y actividades.
Celebrar juntos los éxitos:
En todas las comunidades siempre hay elementos destacables y logros en
conjunto e individuales. Recalcar lo positivo siempre ayuda a tener un
ambiente más alegre y agradable, además de fortalecer el sentido de
pertenencia de los integrantes y el orgullo por la consecución de
éxitos.
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